Despertando en mi gran día,
hubiese preferido no leerla,
la que a tu partida refería,
¡sí, aquélla tan inesperada noticia!
Pronto, sentí un apagón dentro de mi ser
y mi día se quebró…
en lugar de soplar la vela y pedir un deseo,
me pregunté, ¿qué fue lo que te pasó?
Llovían lágrimas de mis ojos,
parecían dos vasos llenos de agua
que estaban a punto de rebosar;
de hecho, se inundaron
y no pudieron contener más.
Se me vinieron imágenes a la mente,
tus abrazos de oso,
tu carisma, que te hacía diferente,
tu carita, todo un bizcocho,
¡y tu ronroneo, fuerte!
Recuerdo que odiabas los remedios
y expresabas tu malestar
con una cara de asquiento
¡ay!, pero con tu comida preferida
jamás te hiciste el necio,
pues te encantaba la carne molida,
¡que no era ningún adefesio!
Portaste un alma limpia y pura,
libre de malicia alguna;
tenías una gran belleza,
proporcional a tu cuerpo,
¡jamás exento de tanta nobleza!
El motivo ya no es melancolía
por el que mis ojos aún se humedecen,
al recordarte, sin duda, ¡es por alegría!
Ahora sé que pasaste al otro lado,
¡no tengo idea de cómo lo habrás logrado!
Te imagino volando con dos pequeñas alas
cruzando el arcoíris como si fuese el puente,
entre éste y aquel otro,
donde ahora estás presente.
¡Juega y diviértete!
¡ya no comas mucho, no!
para perder los gramos de más
aprovecha y trepa sus ramas,
ya no te dirán que, si caes, rebotarás.
Cuando no quieras hacer nada
sólo mira a través de las nubes
que ahora son tus ventanas
y sé feliz como cuando te conocí,
si me llaman loca no me importa,
este pequeño poema lo escribí para ti.
Con cariño, para Bolt.
Mariella Chacón Morales
Médica Veterinaria
WhatsApp: 593 984 010 758
E-mail: marielinha20@hotmail.com
Instagram: @mariellachaconmorales