Quisiera morir como he vivido
amando con la impertinencia de un niño
sin planes, sin consecuencias, solo muriendo,
llegando sin cita al destino.
Quisiera morir como he vivido,
Cerrar mis ojos, dibujarme una sonrisa no de despedida,
risa de bienvenido; cerrarlos y escuchar las carcajadas de la fiesta,
ignorando las velas que me han encendido.
Quisiera morir como he vivido,
tejiendo ilusiones, rosas, tulipanes y lirios,
zafrando el jardín sobre mi tumba,
cosechando recuerdos, amores e hijos.
Quisiera morir como he vivido,
desmontando el escenario de la vida
bajando el telón, apagando las luces,
terminando la función de aplausos perdidos,
cerrar mis ojos y romper los pergaminos.
Quisiera morir como he vivido,
murmurando sueños y paraísos,
sin colgar ancla en la barca,
idealizando, contándome historias,
viéndole rostro de princesa a la parca.
Quisiera morir como he vivido,
Cerrar mis ojos,
regalar mi último suspiro no al obscuro final del camino,
cerrarlos y ver la luz de lo divino.
GUSTAVO MEJÍA COELLO Tengueleño de nacimiento (2/2/68) y Guayaquileño de corazón. Licenciado, (ex) Profesor Facso y Periodista Deportivo. Exiliado financiero a New York el 2008 por el sistema económico-político ecuatoriano (actual lugar de arresto estatal). Pincel de 8 hijos, que ama por ser sus más preciadas obras de arte. Discípulo de Jesús de Nazareth y caminante incansable hacia una vida eterna y perfecta