La genialidad del amor es que es inspiracional; mientras uno tenga la sensación de querer «crear» en aras de ese sentimiento la dirección del amor se purifica.
Digamos pues que, todo comienza con esa mezcla hormonal y mundana de la Posesión y el Deseo:
-Mientras más te tengo, más mío quiero que seas.
Representaras los papeles sociales que yo determine en diversas circunstancias; te pediré que seas fuerte, cuando me sienta débil, que seas ostentoso, cuando tenga antojos materiales, que seas galante caballero y que te transformes en sádico recitador de versos en la intimidad; pediré pues que suprimas cualquier defecto que salga de mis manos controlar.
También, negar el sentimiento es una señal de estar envuelto en las garras de un golpe hormonal.
Uno pasa la mayor parte de su vida demostrando que se es inmune a los encantos de quien puede poseer información valiosa de tu YO más íntimo,
El amor es verídico y también es tarjeta social. ¿Cómo saber si es amor? fue la pregunta. Será lo que quieras que sea, en la medida de lo que necesites sentir:
Químicamente compatibles.
Necesidad de no sentirse solo.
Musa que inspira a crear.
Tablón donde aferrarse cuando se sienta uno morir.
Distractor y acompañante.
¿Quién sabe?
Igual y es todo y nada de lo anterior…
Raquel Mármol Huerta de Alprecht
Madre, abuela, esposa no timorata, idealista confesa, vino y café, bosquejo de escritora, creo que los poetas estamos eximidos del infierno ya pagamos nuestra dosis de tortura eta vida