Luego del llamado Incendio Grande de Guayaquil, ocurrido del 5 al 7 de octubre de 1896, el presidente General Eloy Alfaro impulsó el desarrollo técnico del Cuerpo de Bomberos de la ciudad. Entre las disposiciones estuvo la donación de dos bombas a vapor, importadas a un valor de 40.000 sucres, atendiendo una petición del jefe bomberil Coronel. Miguel G. Hurtado.
En el libro «1835-2010, Nuestra Historia», que publicamos relatando los hechos históricos relevantes del Cuerpo de Bomberos, transcribimos el dramático mensaje de Alfaro al Congreso Nacional, que culminó con estas célebres palabras:…»El pueblo guayaquileño Liberal y Progresista, Moral y Laborioso, merece la gratitud de la República»…
Esta invocación la hizo por cuanto algunos diputados habían dado largas a la propuesta presidencial de crear impuestos para ayudar a la ciudad de Guayaquil, devastada por pavoroso incendio del 96.
