En el año 1976 vine a continuar mi colegiatura en Guayaquil, y poder así culminar mis dos últimos años de secundaria para de inmediato iniciar mis estudios superiores. Venía desde la lejana, en ese entonces, Bahía de Caráquez, Manabí, donde estudiaba en un colegio maravilloso, en el que el sol y la brisa marina me cacheteaba a diario, donde cicliaba a todo pulmón y momento y veía las caídas de sol más espectaculares que ojos humanos hubieran visto. Más aún si en medio de ese incandescente y rojizo astro cruzaba una gaviota, una avioneta o un barco que garabateaba una estela perdiéndose en su encuentro con la nada en el horizonte.
Vivía cerca de la Universidad de Guayaquil en la calle Tungurahua y a diario escuchaba y veía las manifestaciones de los estudiantes secundarios, quienes junto a los universitarios culminaban su marcha frente a la Embajada de Estados Unidos, donde fogosos oradores dejaban encendido el ambiente con palabras y llantas; y antes de retirarse diseminaban su peculiar grito de combate: «Yankis go home» o «Cuba sí, yankis no».
En algunas ocasiones me sumé a esas multitudinarias marchas, porque aprovechándose de nuestra primera juventud, me habían convencido y mi conciencia protestaba por la intromisión en los asuntos internos de nuestro país de la «gran potencia del norte». Alguna de las múltiples «Guerra del Atún» ocupaban las páginas de los principales diarios, que protestaban por la presencia de numerosos barcos que conformaban una flota depredadora, de pelágicos especialmente, que venían del Pacífico del Norte y de las costas de California. Y cuando nuestro país firmaba una carta de intención con algún organismo multilateral internacional de crédito y producción…volvíamos a las calles para protestar acaloradamente porque nuestro «gobierno entreguista» caía en manos del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Chase Manhattan Bank o del Banco Internacional de desarrollo (BID).
Llegó la Revolución Ciudadana con su líder único e indiscutido y despertó al león asiático en sus ambiciones. China se convirtió en el dador de recursos del Ecuador; se convinieron los créditos más leoninos y ofensivos para la economía de nuestra patria, aparte de entregar nuestro petróleo como garantía en preventa; en un acto demencial nunca antes visto.
Llegaron los chinos y repletaron el Ecuador con carreteras, puentes, refinerías, escuelas y colegios del milenio o réplicas, etc etc; todas de muy mala construcción, sobrepreciadas (con sobreprecio) y con el inocultable tufo de corrupción. Y como si lo anterior fuera poco, en un acto de cobarde y cómplice entreguismo total, aprobaron la presencia de la más monstruosa y brutal flota de pesca de China para que depreden miserablemente nuestra riqueza ictiológica y maten de hambre a los pescadores artesanales ecuatorianos.
Mi pregunta: ¿Dónde están los estudiantes secundarios y universitarios que no salen a protestar por el despojo chino? Repregunto: ¿Dónde se encuentran los inefables dirigentes de la «izquierda combativa» para que con su incendiaria oratoria denuncien al mundo la invasión marítima china?
Si es por la diatriba y los estribillos desgastados de mi época….solo deben cambiarlos y salir a las calles con unos nuevos que dirían: Chinos go home. USA sí, chinos Nó !!! Y terminar con » La mar estaba serena, serena estaba la mar”, los chinos quieren robarnos 200 millas de mar.
Foto portada: Revista Líderes
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