Diálogo ocurrido en cierta oficina de Producción Ejecutiva de Noticias entre una subalterna (yo) y un muy respetado y reputado Productor de Noticias:
Jefe: Hola, Mónica. Te he llamado a mi oficina porque necesito conversar algo contigo…
Mónica: Usted dirá, jefe…
Jefe: Toma asiento…
(Nos sentamos)
Jefe: Verás… Te he estado observando, creo que lo haz notado…
(Y sí, lo había notado, así que asentí.)
Jefe: Bien, entonces voy al punto: tú me gustas y, ya que yo no te soy indiferente, pues quiero acostarme contigo.
Mónica: ¿Ya… este… así nada más?
Jefe: Si, creo que somos ambas personas adultas y si tú me gustas y yo te gusto, la verdad no tendría por qué haber nada más normal, ¿no?
- Me parecía insólito lo que este tipo acababa de proponerme. Era casado y, no solo eso, sino que -además- era mi jefe, un productor con mucha influencia, mandamás de una de las emisiones de noticias más prestigiosa del país. Me indigné, pero lo disimulé bastante bien y créanme que fue Dios o mi Ángel de la Guarda el que respondió por mí en ese momento, porque la verdad, yo quería golpearlo.
Mónica: Verás… Harvey… La verdad por delante: hemos sido amigos por mucho tiempo, aunque es la primera vez que estoy bajo tu mando y en serio que tú también me gustas…
Jefe: ¿En serio?
Mónica: Si, la verdad es que, si esta iniciativa no la tomabas tú, seguramente la tomaba yo.
Jefe: Bueno, y ¿entonces? ¿Salimos luego del noticiero?
Mónica: Espérame un ratito… A mí me gustas, sí. ¡Pero yo no te quiero como un pasatiempo de 10 minutos!
(Al ver su seriedad, me di cuenta de que estaba por buen camino).
Yo te quiero, pero para mí y para siempre.
Jefe: Bueno… mira, yo no creo que eso sea posible porque soy casado, ¡tú lo sabes!
Mónica: Bueno… entonces prefiero que dejemos las ganas en simples ganas, porque estoy segura de que si me acuesto contigo, me va a gustar mucho y se nota que eres un hombre rico que sabe cómo tratar a una mujer en la cama y si llegamos allá y es como me imagino y luego me engrupes, ¿me vas a dejar así no más?
Jefe: Bueno… sí. El asunto es sacarnos la pica, ¿no?
Mónica: ¡No!… Verás, yo te valoro mucho como profesional y como hombre, y tomarte solo para llevarte a la cama sería hacerte poco favor. Así que, creo que, si no vas a ser mío para siempre, prefiero no tenerte.
Jefe: ¿En serio tú crees que te engrupirías conmigo?
Mónica: Pues sí, ¡es que me gustas mucho!
Jefe: Entonces sería mejor dejarlo, porque verás… no quisiera que mi esposa se enterara…
Mónica: No te preocupes, ¡aquí no ha pasado nada!
Jefe: Bueno… la verdad me hubiese encantado sentir un orgasmo contigo…
Mónica: A mi más, pero así es mejor.
Jefe: Bueno, sí. Es mejor…
Mónica: Ok, me voy a mis labores en el noticiero. Chaito, guapo.
- Y haciendo un ademán de zorra enamorada, cerré la puerta y, una vez cerrada frente a mí, la escupí de las náuseas que me dio semejante situación. Solo puedo pensar cuántas niñas, jovencitas, practicantes y profesionales recién graduaditas llegan a este lugar creyendo que ahí se convertirán en las próximas lumbreras del periodismo y se encuentran con este baboso, infiel y asqueroso hombre que, seguramente, querrá pasarlas por las armas antes de soltarles una cámara y ofrecerles un micrófono. Fue la primera vez que sentí que estaba en el lugar equivocado y que, pensando que entraba en el cielo, me había metido en la caldera del diablo. Y sí. Pronto me enteraría de que estaba en lo cierto…
Dios proteja a nuestras hijas, a todas.